21 Mar Una visión positiva ante situaciones complejas o adversas
El mundo laboral que nos ha tocado vivir en los últimos cinco años está siendo una verdadera aventura, o un parque temático dirían algunos, pero de los de terror. No hay día que no nos desayunemos con un sobresalto macroeconómico o alguna noticia de restricciones y recortes. Unas veces es el paro el que nos da el susto del día, en ocasiones desde la experiencia personal de alguien cercano; otras, la prima de riesgo, o el abismo fiscal de EEUU. Y cuando no, es alguna agencia de rating que nos aplica rebajas, o es el BCE el que nos pone los pelos de punta.
En fin, y a todo esto, a los que somos directivos, nos toca motivar al equipo, poner orden en el caos reinante, y establecer directrices o prioridades de alcance superior al mes en curso.
¿Cómo se dirige a un equipo humano confundido y desanimado, en un ambiente cambiante y de alta exigencia? ¿Cómo poner -aunque sólo sea eso- una pizca de claridad y orientación que permita a las personas concentrarse en el trabajo?
De la misma forma que en los años 80 los conceptos de estrategia empresarial se convirtieron en la piedra angular del trabajo directivo, la situación actual exige de nosotros elaborar una visión clara y sencilla, además actuar como excelentes comunicadores implicando a nuestros equipos. Creo que ambos aspectos -visión y comunicación- son más cuestión de trabajo que de arte.
Un par de reflexiones sobre la visión y una tercera para la comunicación:
- No hay una visión verdadera ni acertada: Cada visión corresponde a una lectura de la realidad -normalmente compleja-. Una visión simplifica el panorama, ayuda a establecer prioridades y sirve de marco de referencia. Cuando un equipo comparte y se implica en una visión, sea cual sea, trabajan más coordinadamente y con más eficacia. Por lo tanto, elabora una visión clara, sencilla, y de sentido común. Será más fácil de comunicar y explicar.
- Construir una visión requiere objetivos: O al menos un propósito, deseo o intención. Es un error frecuente decir que con un panorama tan complejo, no tengo una visión clara ni sé cuáles son mis objetivos. Si no tienes claras tus metas, cualquier panorama es complejo. Otro error común es establecer una quimera o utopía como objetivo. Las utopías son referencias que, por definición, son inalcanzables. No pretendas una visión de demasiado alcance ni de carácter universal, posiblemente termines formulando una utopía.
- La comunicación para un directivo no es un ejercicio de oratoria ni de carisma: Menos aún de lucimiento personal. Mensajes breves, ejemplos claros y reiteración. Elabora mensajes que sean como un mantra y terminen calando en la conciencia de las personas. En resumen, claridad y reiteración en lugar de dramatismo y florituras. Los mensajes sencillos terminan llegando a la forma de pensar y así se convierten en maneras de actuar.