23 Jul Perspectiva metacomunicación: cualidad de grandes líderes
En el desarrollo de directivos, la comunicación siempre ha sido un tema fundamental que ha ocupado gran parte del tiempo y el esfuerzo. “Sin comunicación no hay liderazgo” es un claim muy apropiado y acertado. Las acciones formativas de siempre han trabajado comunicación y liderazgo poniendo el foco en impulsar las habilidades del manager y dotarlo de sistemáticas y procesos que le permitan desarrollar su trabajo con criterio y metodología. Este enfoque es necesario, imprescindible se podría decir, pero no suficiente.
Los últimos avances en desarrollo de líderes, aparte de contemplar habilidades y procesos, incorporan nuevos conceptos que van más allá y obligan al directivo a salirse del constructo comunicativo habitual para encontrar nuevos caminos de reflexión y mejora.
Trasladémonos a un seminario de liderazgo para directivos de una gran multinacional. Acabamos de terminar una dinámica simulativa en la que todos los participantes se han repartido roles diferentes y han trabajado juntos en un caso práctico, en pos de analizar y discutir posibles acciones a llevar a cabo. Ha habido posiciones contrapuestas, opiniones diferentes, también complementarias. Es lógico cuando intentas poner en común diferentes modos de pensar, distintas maneras de entender la realidad… distintas personas, al fin y al cabo.
Al finalizar la actividad, en pleno ‘Diebriefing’ para la obtención de conclusiones, se lanza (intencionadamente, claro) una pregunta al debate: ¿Hemos hablado siempre sobre el contenido o hemos puesto en práctica la metacomunicación? Las caras de sorpresa abundan en la sala. ¿A qué te refieres? Me refiero a si hemos sido capaces de hablar sobre cómo estamos comunicándonos, si hemos conseguido parar y pensar juntos en qué está fallando o cómo puede mejorar nuestra discusión.
La autoreflexión en este momento se dispara (o debería). Cada directivo se inocula del ‘virus’ de la metacomunicación e intenta calibrar el valor que aporta el prefijo ‘meta’ (acerca de) a la mejora de los escenarios de interacción con profesionales. “O sea que, lo que me estás diciendo es que, cuando gestiono una reunión, un vis a vis, un feedback o cualquier otro encuentro comunicativo, debo ser capaz de ‘elevarme’ y contemplar el hecho comunicativo en sí para comentarlo y mejorarlo sobre la marcha”. ¡Eureka! (Este comentario, más que producirse, es la reflexión que el ‘trainer’ pretende provocar en cada directivo participante).
Parece sencillo, pero en realidad no lo es. Entenderlo es fácil, me refiero a ponerlo en práctica, a tenerlo en cuenta cada vez que, como managers, lideremos una reunión con nuestros colaboradores. Sin embargo, la metacomunicación explícita es una herramienta fundamental para alinear mapas mentales.
Aportar o pedir explicaciones sobre mensajes confusos, comentar malentendidos, recordar la importancia de llegar a un acuerdo o, simplemente, comentar que la conversación se está desviando del foco. Son sólo algunos ejemplos de metacomunicación explícita, esa visión de helicóptero que puede resultar clave para acercar posturas distantes y mejorar, no sólo el acto comunicativo en el momento, sino la relación entre los interlocutores.
Cada vez estamos más convencidos de que el mejor líder es el que ejercita el control personal y se autocuestiona continuamente. El ‘selfmanagement’ ha pasado a ser condición indispensable del líder eficaz y debería estar presente como impulsor diario de crecimiento propio. Este mismo principio de autodesarrollo, aplicado al entorno comunicativo, es la metacomunicación, cualidad que diferencia a los grandes líderes y multiplica las posibilidades de aprovechar la diversidad de pensamiento. Es un paso más alla: habilidades, procesos… y metacomunicación.