22 Jun No te quejes, que es peor: El poder del pensamiento positivo
¿Te resultan conocidas estas frases?: «Por más que lo intento, no llego a todo…», » Cuanto más me esfuerzo, peor me va…», «Da igual lo que hagas, todo depende de…». Seguro que alguna vez te han dado vueltas en la cabeza estas declaraciones. Es curioso lo bien que suenan, la pinta de verdades irrefutables que tienen estas expresiones. Nos vienen en momentos de bajón y suponen un alivio inmenso. ¿Por qué? Muy sencillo, simplemente nos colocan en posesión de la verdad por el lado de la «profecía autocumplida».
Si partes de la suposición de que lo que hagas es inútil, acertarás. Será inútil. Tampoco pretendo defender lo contrario como una verdad absoluta, ya en un post anterior cuestionaba lo de «querer es poder». La experiencia me ha enseñado que desde una actitud de derrota y queja, no se consigue nada, bueno, nada no, aciertas en el pronóstico del fracaso, que algo es algo.
En esta ocasión, quiero compartir contigo una fórmula muy sencilla que me ha dado muy buen resultado. Pensar positivamente sucede de forma automática cuando hablamos positivamente, más aún si las conversaciones son con gente positiva. Rodéate de gente positiva, no escuches a los derrotistas, utiliza un lenguaje positivo y no participes en conversaciones negativas, amortígualas si puedes.
Si además tienes la fortuna de dirigir un equipo humano, construye una historia de éxito que mire al futuro. Vuelca tu discurso en las posibilidades y no en las limitaciones, en los avances y no en los errores, en fortalezas y no en debilidades, en oportunidades y no en amenazas.
Una recomendación práctica: contesta por escrito a estas preguntas respecto a tu equipo de trabajo, y depura lo escrito hasta que sólo quede lenguaje positivo:
¿Cuál es la situación de nuestro negocio?
¿Cuál es nuestra identidad como equipo?
¿Cuáles son nuestras prioridades principales?
Una vez elaborada tu historia de éxito, aprovecha cualquier oportunidad para difundirla. Las palabras nos llevan a formas de pensar y el pensamiento nos conduce a la acción.