20 Jul Dirigir equipos ganadores: ni despotismo ni buenrollismo
¿Cuál era el modelo de líder de hace algunas décadas? Autoritario, firme, decidido, exigente y orientado a resultados. Pero los detractores de esta forma de liderar también añadirían más: no escucha, se pasa con la presión, agobia, no crea buen clima, no promueve el compromiso… Aunque logra disciplina, las personas de su equipo no despliegan todo su potencial. Puede que en todo esto haya algo de cierto.
¿Cómo debe ser un buen líder? Hace no demasiado tiempo se viene promoviendo una figura opuesta: democrático, conciliador, comprensivo, orientado a las personas, comunicador… El problema es que este modelo también tiene sus detractores, que dirían que resulta blando, que no logra esfuerzo ni ambiente de cumplimiento y que algunas personas con ese directivo se relajan y reducen su nivel de esfuerzo.
Me voy a permitir hacer una caricatura de ambos estilos: despotismo y buenrollismo. Seguro que todos hemos tenido experiencias de ambos casos, en ocasiones incluso hemos practicado uno u otro estilo. Ninguno de los dos es realmente eficaz.
¿Que cuál es la tercera vía? Desde luego, no es un punto intermedio entre ambos, ni tampoco un ejercicio de aplicarlos alternativamente. Se basa en un principio que creo fundamental: No dirigimos personas, ni resultados. Dirigimos actividad. Individuos haciendo frente a sus tareas. El rol de su jefe es ayudarles a actuar con efectividad indicando cómo realizar el trabajo, entrenándoles para que mejoren sus habilidades y generando espacios de aprendizaje que les aporten experiencias. Tres medicinas distintas para combinar el tratamiento que cada persona del equipo necesita en cada faceta de su trabajo, y que tiene como resultado que las personas sean efectivas y se sientan capaces en el desarrollo de su labor.
Esa es la verdadera motivación. La que tiene su origen en hacer bien el trabajo y ser consciente de las propias capacidades. Un líder excelente es aquel que hace que su gente sea eficaz, además de lograr que se sientan capaces y estimulados por su trabajo.