Mediante el uso de gafas virtuales podemos representar en la mente de los empleados imágenes, objetos y situaciones que aun pareciendo reales no lo son. El empleado inmerso en esta ilusión alternativa se comporta de forma natural lo que permite a la organización observar cómo éste actúa de forma inconsciente ante un reto determinado, analizar su potencial y entrenar nuevas capacidades.
Su uso contribuye a alinear mapas mentales. Se reduce el GAP existente entre lo que la compañía quiere plasmar y lo que el empleado o evaluado cree imaginar. En pocos minutos la persona pasa de la suposición a la acción, como protagonista de una experiencia que ha de servir para identificar y/o transformar su perfil competencial mediante la puesta en marcha y repetición de diferentes hábitos.
Con esta metodología se garantiza que el participante entiende la situación de partida y el reto que se le propone evitando que cada individuo, en base a unas instrucciones mínimas, tenga que proyectarse, suponerlo o imaginarlo. Un marco común que dota de igualdad a los procesos y focaliza los esfuerzos del participante en lo verdaderamente importante: la puesta en marcha de comportamientos para afrontar la situación.
Ciencia ficción aplicada a la formación. La realidad alternativa nos regala un gimnasio virtual donde practicar comportamientos una y otra vez hasta consolidar hábitos proactivos. Poniendo el foco en la persona, porque su percepción importa. Los que han sido objeto de esta metodología coinciden al destacarla como un verdadero acierto. Reduce los niveles de tensión y cortisol y convierte al participante en protagonista. Una implicación mayor que, sin duda, mejora su experiencia.