27 Jun 25 años, 6 lecciones
En estos días en que Psicosoft cumple un cuarto de siglo de existencia, resulta interesante echar la vista atrás y reflexionar sobre los verdaderos aprendizajes adquiridos a lo largo del recorrido. En mi caso, en estos 25 años en Psicosoft he extraído 6 lecciones que considero de interés, tanto para el desarrollo de un proyecto empresarial como para cualquier persona que desarrolla su propia carrera profesional:
- La definición del ‘core’: Es fundamental tener claro el destino. No hay viento favorable para el navegante que no sabe adónde va. Es inevitable que al principio se produzca una cierta indefinición que poco a poco debe ir concretándose. Es habitual que en los inicios el ‘core’ se amplíe y es normal que se den palos de ciego, pero más adelante debemos centrar el tiro y caminar con firmeza hacia un destino concreto. A veces cuesta años tenerlo claro, pero cuando se encuentra hay que tener fe en el proyecto y, muy importante, pensar a lo grande.
- No tirar la toalla: Hay momentos muy duros, de travesía por el desierto, que debemos superar. Para seguir adelante hacen falta grandes dosis de perseverancia, tenacidad, tolerancia a la frustración, capacidad de sufrimiento y capacidad de recuperación. Creo que un buen paralelismo se encuentra en la figura de un gran ciclista: Esta última cualidad es fundamental durante una gran carrera por etapas: si no tienes capacidad de recuperación, no te diferencias; si la tienes, ganas el Tour.
- Evitar tentaciones: Cuando uno tiene claro hacia dónde va, no debe buscar atajos ni prostituir su convicción. En el camino surgen tentaciones (por ejemplo, formas de negocio más sencillas y rápidas) que pueden resultar traicioneras a la postre. En nuestros inicios en Psicosoft, recuerdo que incluso teníamos problemas para pagar la luz y teléfono cuando Arthur Andersen nos ofreció la posibilidad de crear su División de Selección y Formación. Nos daba la posibilidad de formar nuestro propio equipo y ponía a nuestra disposición una planta en la recién estrenada Torre Picasso. Fue una gran tentación que en ese momento nos evitaba muchos sufrimientos, pero no aceptamos; hoy aquel proyecto no existe.
- No creerse los éxitos: No debemos enamorarnos de lo creado: procesos, productos, estrategia… Es un error vanagloriarse de lo conseguido, cuando en realidad debemos adoptar una actitud insaciable de búsqueda de la excelencia… aun sabiendo que esa perfección no existe. Sin este ingrediente, corremos el riesgo de morir de éxito. Creo que hay muchos ejemplos de proyectos empresariales y profesionales de éxito que se han quedado en el camino.
- Rodearse de los mejores: Debemos buscar los mejores profesionales para desarrollar nuestro proyecto. Sólo los mediocres se rodean de perfiles planos para sentirse números uno. Contar con grandes profesionales es y genera exigencia, reto continuo y, sobre todo, eficacia.
- No centrarse en lo táctico: Al menos no exclusivamente. Ya lo comentábamos en uno de nuestros post más retwitteados (Cómo convertir el pensamiento estratégico en un hábito) y creo que es algo fundamental para el desarrollo empresarial y personal. Debemos adquirir, casi a diario, una perspectiva global y estratégica. Yo diría que al menos una vez a la semana. Es importante convertir en hábito una competencia que aporta clarividencia y facilita la toma de decisiones acertadas.
Hasta aquí esta síntesis de los aprendizajes que personalmente he adquirido en 25 años de proyecto empresarial. Hay un dicho cubano que dice: “Todo lo que sucede, conviene”. Este positivismo es trasversal a las 6 lecciones que acabo de comentar.